Beatriz Cobo Rossell
Adviento 2011
Adviento trata de despedirse sin
querer hacerlo, impide que la última de las velas se consuma. No quiere ver
cómo se festeja en Nacimiento del hijo de Dios, que durante cuatro Domingos ha
anunciado. Adviento se pregunta cada
semana dónde están aquellos que llenan las iglesias en otra época, que presumen
de Virgen o de Cristo y que en Navidad no aparecen. Por eso no quiere celebrar la fiesta de la
Navidad, pues Jesús no merece nacer solo, como lo hizo hace dos milenios en la
humildad de un frío pesebre.

Adviento se pregunta por qué nos
gastamos lo que no tenemos en regalos. ¿Qué sentido tiene? ¿Regalar por
regalar? O tal vez sea una muestra de generosidad hacia tu hermano, el sentido
primigenio del origen de esos presentes.
Adviento se ha enfadado y nos va a llevar la Navidad, total, según él dice, a
algunos les va a dar igual, pues van a seguir celebrando algo sin saber por qué
lo hacen.
Adviento nos prepara para que
recibamos a Jesús con alegría sincera, en el verdadero espíritu de la Fe. El
Adviento es como la Cuaresma, vivámoslo igual.
Para poder llorar la muerte hemos de felicitar el nacimiento. Que así
sea.
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