Imagen capturada en las pantallas distribuidas por la Catedral.
Se pueden apreciar nuestro Director Espiritual, D. Javier
Martínez Naranjo y nuestro Diputado de Formación a su lado.
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En la ceremonia, el prelado entregó a cada Párroco y al miembro de la parroquia -Juanfran representó a la nuestra- el Compendio del Catecismo y las Catequesis que servirán para la especial formación de este año, así como un cirio que se encenderá cada domingo en la Misa mayor de cada parroquia. De este modo, se pretendía simbolizar que Cristo es la luz de los pueblos. Así, el Vicario para la Nueva evangelización señaló que «La Iglesia al anunciar el Evangelio a toda criatura y al profesar su fe, ilumina a todos los hombres con la claridad de Cristo que resplandece sobre la faz de la tierra».
En la homilía, tras la lectura del Santo Evangelio de San Mateo (Mt16, 13-18), nuestro Arzobispo puso empeño en señalar el olvido al que está sometido Dios en nuestra sociedad. Advirtió además que nadie puede creer por sí solo y poniendo en valor la fe como un asunto personal pero no privado, señalando su carácter comunitario: «El hombre se cree autosuficiente y vive como si Dios no existiera».
La Eucaristía, que estaba presidida por Santa María de la Sede en el Altar del Jubileo, acogió a más de seis mil personas, siendo uno de los actos con más numero de asistentes de los que se recuerdan en la SMPI Catedral. Para facilitar el seguimiento de la misma se instalaron varias pantallas en las naves laterales así como un programa en el que se recogía la Santa Misa y las distintas lecturas que se proclamaron.
De este modo, queda inaugurado el Año de la Fe del que daremos cuenta a lo largo del mismo en este blog.
Beatriz Cobo Rossell
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