DOMINGO DE RAMOS. LA CRÓNICA

El pasado 17 de abril, Constantina pudo disfrutar de una magnífica tarde de Domingo de Ramos.

Como ritual de cada año, la Hermandad de la Amargura tenía todo predispuesto para la Estación de Penitencia del Domingo de Ramos. Varios eran los estrenos que la Corporación tenía preparados para el gran día. El primero de ellos era el faldón delantero del paso de palio realizado por las manos de los miembros del Taller de Bordados de la Hermandad. Otro era la Rosa de Pasión que desde el pasado mes de marzo Nuestra Señora de la Amargura porta en su mano izquierda y que ha sido donada por el actual Grupo Joven. Le siguen un conjunto de broches y medallas que la Santísima Virgen luciera sobre la saya de terciopelo azul. Por su parte, el paso de misterio contaba con varias curiosidades: una de ellas era una plataforma complementaria para elevar a un plano superior al sayón judío, así como, un canastillo a los pies del mismo que contenía los utensilios necesarios para abrir el agujero sobre el que habria de erguirse la Santa Cruz.

Listo todo esto, formada las filas de nazarenos y acompañados por el Pregonero de la Semana Santa de Constantina de este año, D. José Pérez Liñán y por el Alcalde de la ciudad, D. Mario Martínez, el Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, luciendo un elegante monte de rosas rojas, sobre las seis de la tarde, se abría paso por la abarrotada Plaza de Llano de Sol a sones de Padrenuestro interpretada por la atronadora Agrupación Musical del Santísimo Cristo de la Misericordia de Lepe. Seguido de una magistral chicotá fue dejando a sus espaldas la plaza para enfilar por Alférez Cabrera, donde el Alcalde de Constantina, hizo una levantá, en busca de los ancianos del hospital a los que recibió con unas finas mecidas. Acto seguido, se adentraba en Barrio Nuevo a sones de Costalero en homenaje a "Juan Becerra y Fajardo", costaleros que en el pasado año fueron llamados a los cielos.

Y como viene acostumbrando en estos años, el Cristo del Aceite se adueñaba de su barrio entre costeros y flexiones a sones de Alma de Dios, que dejaba entroirse entre largas y merecidas ovaciones.

El paso de misterio mantuvo su maestría entre trabajaderas durante todo el itinerario hasta que sobre las once y cuarto de la noche se apoderaba de una callada plaza que veía como los últimos sones se  escapaban mientras el Santísimo Cristo iba ganando pasos al dintel de la Parroquia.

Por su parte, Nuestra Señora de la Amargura, pasadas las seis y media de la tarde salía de Santa María de la Encarnación tras un exitosa y fina salida "a rodillas" que los costaleros de palio supieron bordar satisfactoriamente. Una vez atravesado el umbral de la Parroquia el Alcalde toca al martillo, nuevamente. Señoreando avanzaba por las calles de Constantina hasta llegar a la mitad de calle Álamos, donde le esperaba un engalanado Taller de Bordados para recibirla con una abundante lluvia de pétalos.

Visitado a sus ancianos, la Reina de la Amargura se adentraba en Mártires con sones de Campanilleros interpretados por una sobria y espectacular Banda de Nuestra Señora del Sol venida desde la misma Sevilla. Allí, su barrio la esperaba con una nueva petalada con la que exornar el techo de palio.

Y con otra petalada más la recibían sus hijos de la calle Feria mientras que un solo de A Ti Manué callaba a la muchedumbre congregada en las bajuras de la Alameda.

Continuando con su paseo, llegaba a Su plaza, mientras que a sones de Amarguras recordaba los orígenes reorganizativos de la Corporación. Y como un viaje fugaz en el tiempo, de Santa Clara a San Juan de Dios, donde Raúl Chavero mandó arriar el paso a las puertas de la que en breves será su próxima casa.

Así, detalle tras detalle, fue avanzando la Señora hasta apropiarse de una abarrotada plaza de Llano del Sol que esperaba para rezar sus últimas oraciones y ser testigos de la finísima entrada con las que esos costaleros nos deleitaron a los allí presentes, minutos después de haber cantado la Salve acompañados por la Banda del Sol.

Una vez los pasos detenidos en sus respectivos lugares, se procedió al habitual rezo de las preces por los hermanos difuntos culminando así una reconfortante y satisfactoria Estación de Penitencia de la tarde de Domingo de Ramos.