La Semana Santa de dos mil catorce fue pregonada por N.H.D. José Enrique de García Morillo.
Tras la marcha Hermanos Costalero, obra elegida por el pregonero, la Concejal de Cultura y Festejo fue la encargada de presentar el acto. Unas delicadas y elegantes palabras bastaron para poner en situación al público congregado y plasmar las andaduras del hombre que habría de venir a abrirnos las puertas de una nueva semana de gloria.
Sonó Amarguras y Pepe Enrique, como popularmente es conocido, se hizo con el atril. Con su palabra nos hizo partícipe de su experiencia e implicación en el mundo cofrade, de como respeta y ama a todas las cofradías que desfilan por nuestra calle y como, siempre, ha sentido estar cerca de sus Titulares, tanto en tiempos buenos como en tiempos más angostos. Su padre, tiempos atrás, fue el que desde ese mismo atril enviara a la Amargura a su Capilla, a un templo propio donde se le pudiera rendir culto como siempre había hecho. Su hijo, ha hecho público lo que es deseo de muchos y desvelo de otros tantos: que nuestros Sagrados Titulares puedan realizar estación de penitencia desde la sede donde se encuentran, sin necesidad de traslado alguno.
Al finalizar el Pregón y sonar el himno nacional, nuestro Hermano Mayor le hizo entrega de un cuadro como gesto de agradecimiento por su loable trabajo, para nada fácil y del que sabemos a ciencia cierta que disfrutó.
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