En el comedor y sala de estar, se les repartió unas torrijas, tan propias de las fechas, para que degustaran ese sabor tan cofrade y se les repartió una estampa de Nuestra Señora de la Amargura para que velara de ellos en esos momentos de soledad.
Tras una hora entreteniéndolos, conversando con ellos y animándolos, en la medida de lo posible, el Grupo Joven se despedía hasta otra próxima visita.
Agradecemos, desde aquí, a las Hermanas por su entrega y su disposición.
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