La Hermana Madre María de la Purísima de la Cruz fue natural de Madrid, nacida en 1926, en el seno de una distinguida familia. A los dieciocho años ingresó en la Compañía de la Cruz, tomando los hábitos en 1945, aunque hasta 1977 no pasó a ser madre general del Convento sevillano de la Compañía de la Cruz, habiendo sido, anteriormente, maestra de novicias, consejera generalicia y superiora de las casas de las localidades de Estepa y Villanueva del Río y Minas. Con su temperamento austero y caritativo mantuvo a la Compañía siguiendo, extrictamente, las Reglas de Intituto primitivas, legadas por Santa Ángela de la Cruz, continuando el carisma de la Santa Madre Fundadora.
Ella se entregaba, plenamente, al más necesitado, especialmente, a las niñas de los internados. También los pobres y enfermos ocupaban un lugar privilegiado en su corazón.
Y así, con una vida de ejemplo a seguir y dejando en sus hermanas un deseo de continuar con su desinteresada labor, fue llamada a los cielos por el Señor el treinta y uno de octubre de 1998.
A la Beata se le atribuye el milagro de una niña de tres años, que fue ingresada en Hospital Universitario Vírgen del Rocío en el año 2004, donde acudió tras recibir un fallo multiorgánico. El diagnóstico de los médicos era demoledor: a la pequeña se le había roto una cable del marcapasos que llevaba y le había acarreado una parada cardiorrespiratoria. A los pocos días, le pudieron reinsertar un nuevo marcapasos, pero para entonces ya era víctima del síndrome de Stoke-Adams, un edema en el pulmón con secuelas neurológicas por falta de oxígenos en el cerebro. La madre, desesperada, acudió a las Hermanas de la Cruz, insistiendole en que acudieran a visitar a su hija. Cuando llegaron a la fría habitación de hospital, llevaban consigo una estampa de la beata para que se encomendara a ella. Entonces, la madre agarró la estampa e hizo que la pequeña la besara.
Las consecuencias no tardaron en llegar, y la niña comenzó el camino a la mejoría y a volver en sí, recuperando la memoria. Los médicos no pudieron dar un razonamiento específico y científico de la recuperación de la pequeña, confirmando que hay aspectos que no llegan a entender.
Es por esto, por su vida ejemplar y por su gran labor de caridad y asistencia al necesitado, no solo en Sevilla, sino en otros muchos lugares del territorio nacional, por lo que la Archidiocesis de Sevilla, con la autorización del Santo Padre, Benedicto XVI, da lugar a esta fecha histórica en la que otra hermana de la Compañía de la Cruz es enaltecida a la beatificación, como muestra de honra y admiración de su vida.
Por ello, hoy, 19 de septiembre de 2010, en la mañana en que se celebra la Santa Misa de Acción de Gracias a Madre María de la Purísima de la Cruz en la Santa, Metropolitana, Patriarcal Iglesia Catedral de la Ciudad de Sevilla, la Real Hermandad de la Amargura de Constantina, se suma, desde la distancia, a los actos de enaltecimiento a la Hermana de su Titular, dándole gracias y rogándole que sirva Ella de ejemplo a seguir por sus hermanos y pueda compartir un trocito de estos corazones amarguristas junto con esta arraigada monjita que un día vino a parar a plena Sierra Morena para quedarse por la eternidad.
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