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Bienvenidos al Blog Oficial de la Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, Nuestra Señora de la Amargura, Santo Entierro, Soledad y Santa Ángela de la Cruz de la ciudad de Constantina, con sede en la calle Izquieros y establecida canónicamente desde el 30 de abril de 2011 en la Iglesia de San Juan de Dios.

Este Blog fue creado, en su origen, para transmitir las actividades del anterior Grupo Joven y sirviese de punto de encuentro y unión para todos los jóvenes de nuestra Corporación. No obstante, vuestro continuo seguimiento y la gran aceptación que ha sabido alcanzar, han hecho que evolucionara en sí mismo y sea ahora el centro de transmisión por excelencia del día a día de esta nuestra gran Hermandad.

Salve a Nuestra Señora de la Amargura

lunes, 9 de agosto de 2010

Julio de tu Robledo



Julio expira en el campo. Quiso entregar su último día lejos de las campanadas que marcan el ritmo de Constantina. En lugar de proclamarse en las campanas de la Torre de la Parroquia, ha preferido la intimidad de una humilde espadaña. En vez de hacerse eco entre las casas del pueblo, ha querido que sus receptores sean las encinas, los robles y los alcornoques del campo.

Julio dice que durante muchos años se quedó sin verla, que siempre Agosto se quedaba con Ella. Por fin le ha tocado su turno, su oportunidad de tenerla cerca. Así que, como muestra de generosidad, nos ofrece una mañana fresca sin el calor que por estas fechas protagoniza las horas de Constantina. Julio está de fiesta, aunque sea en el día de su clausura.

Dispuesto a entregarlo todo a Ella, se prepara temprano para que nada se les escape. Se levanta a las cinco y media de la mañana; se pone su ropa cómoda para andar los quilómetros que separan aquella Torre de la Espadaña de la Señora. Se toma un café para no dormirse y sale por la puerta de su casa. Por el camino se encuentra a muchos constantinenses que hacen su mismo camino, se dan los buenos días, y continúa andando. Cruza la Alameda contemplando el Arco de la Feria que Agosto disfrutará. Este año, parece que el pueblo ha sido generoso con Julio y le han querido hacer partícipe de todos los eventos de su mes vecino.

Al salir de Constantina, se pierde la luz del camino, y comienza a iluminar la luz de la Fe, la luz que emana del Santuario de la Señora. El frío se intensifica a medida que camina por el Rebollar, y cuando llega a la fuente del Robledo, se refresca y se cuela por el cierre de la puerta que custodia a María. Allí está unos instantes sólo con Ella, sabe que es la única vez que la va a poder ver, por lo menos, hasta el año que viene, si hay suerte.

Toda la Ermita está en silencio. Él saluda a la Virgen y al Niño y comienzan a conversar sobre cómo les ha ido durante este tiempo. Julio dice que no ha estado lejos de Ella, que su mes ha estado con la Hermandad de Nuestro Padre Jesús y con la Hermandad de la Amargura. Le cuenta que le invitaron a sus Velás, y que en ambas, se lo pasó muy bien. Además, le avisaron de que podía acudir a la fiesta que la Señora Santa Ana da en el Jardín de su Casa. En definitiva, Julio se lo pasa muy bien en Constantina.

María le cuenta las últimas travesuras que su Niño hace, que no le puede dejar sólo porque también quiere echarse en los brazos de las imágenes que hay en el pueblo de su Madre. Quiere que todas las Vírgenes sean igual de alegres que la que vive en la Ermita. Le dice a su Madre que porqué llora tanto cuando la llaman Amargura, o porqué tiene esa carita de pena cuando es la Esperanza de la Vida. No entiende porqué le afligen los Dolores de los Siete Puñales en su corazón, ni alcanza las razones de su Soledad ante una cruz desnuda. Él le cuenta a Robledo

que hará lo que su Padre le encargó: salvará a los hombres con su muerte pero a los tres días Resucitará y volverá a la Vida Eterna.

De repente, la conversación se interrumpe con la llegada de las primeras personas. Julio observa las caras y la emoción contenida que éstas esconden. Sabe que muchas no la han podido ver desde Septiembre, cuando María, tras estar en su Casa de Verano, regresó de nuevo al Campo, pues Ella sabe que una casa no puede estar cerrada tanto tiempo.

Cada vez entra más gente. Julio se sienta en una banca y con los demás, reza el Rosario, sigue la Novena y participa en la celebración de la Santa Misa. Está muy emocionado al no saber cuándo volverá a verla. Cuando finaliza el rezo de la Salve, Julio sube al Camarín de la Virgen para despedirse. Da la vuelta alrededor del templete en el que está subida y la mira en los espejos. Lo único que sabe en ese momento es rezar con la mirada, dirigiéndola hacia su bendito rostro. Finalmente se santigua y se va poco a poco deseando que esa imagen no se borre nunca.

Julio sale de la Ermita. Se marcha lentamente a Constantina para agotar allí sus últimas horas. Cuando den las doce de la noche, todo habrá acabado. En ese mismo momento, le pasará el testigo a su vecino Agosto para que él viva sus primeros ocho días de fiesta en los brazos de Robledo. Y a partir de ese momento, Agosto comenzará a disfrutar de la Madre y Patrona de Constantina con su Novena y su día grande, el Quince Agosto, el día en el que la Virgen, Asumpta al Cielo, recorra las calles de su pueblo para proclamar su Asunción y a recalcar, que Ella es el verdadero camino para acercarse al Niño que lleva en sus brazos, para cogerse de la mano de Dios.

Beatriz Cobo Rossell

Constantina, 6 de agosto de 2010




















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