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Bienvenidos al Blog Oficial de la Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, Nuestra Señora de la Amargura, Santo Entierro, Soledad y Santa Ángela de la Cruz de la ciudad de Constantina, con sede en la calle Izquieros y establecida canónicamente desde el 30 de abril de 2011 en la Iglesia de San Juan de Dios.

Este Blog fue creado, en su origen, para transmitir las actividades del anterior Grupo Joven y sirviese de punto de encuentro y unión para todos los jóvenes de nuestra Corporación. No obstante, vuestro continuo seguimiento y la gran aceptación que ha sabido alcanzar, han hecho que evolucionara en sí mismo y sea ahora el centro de transmisión por excelencia del día a día de esta nuestra gran Hermandad.

Salve a Nuestra Señora de la Amargura

domingo, 2 de diciembre de 2012

ES TIEMPO DE ESPERANZA



Beatriz Cobo Rossell

Hoy empieza un nuevo año para los cristianos. El Domingo pasado, Solemnidad de Cristo Rey del
Universo, supuso el fin del último tiempo ordinario de 2012 y dio paso al primer Domingo de Adviento, al tiempo de espera, de conversión. De esperanza en definitiva. Es época de memoria de la primera y humilde venida del Salvador, de la súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal.

El Adviento supone conversión a la que invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo mediante la
voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista: "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos"(Mt 3,2); Además, es la esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo (cfr. Rom 8,24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá en posesión, la fe en visión y "nosotros seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es" (1 Jn 3,2)

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica (524) que al celebrar anualmente la liturgia de Adviento,
la Iglesia actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera
venida del Salvador, los fieles renuevan el ardiente deseo de su segunda Venida (cf. Ap 22, 17).
Celebrando la natividad y el martirio del Precursor, la Iglesia se une al deseo de éste: "Es preciso
que El crezca y que yo disminuya" (Jn 3, 30).

El Adviento, pues, es tiempo de esperanza. No es casualidad que el día 18 de diciembre se
celebre la fiesta de la Virgen de la Esperanza, establecida en el décimo Concilio de Toledo (656)
con el nombre de Expectación del Parto. María es el ejemplo de la esperanza. Seamos nosotros
igual. Imitemos su vida.

Es, por tanto, tiempo de preparación a la Navidad, que no es más que el Nacimiento de Cristo
Redentor del Universo. Necesitamos abrir nuestro corazón para que el Espíritu Santo actúe sobre
nosotros y nos prepare para celebrar de la mejor forma posible para este tiempo tan hermoso. En la
sociedad que impera, basada en el capitalismo y consumismo, en las fórmulas agresivas que nos
empujan a comprar, apenas existe un hueco para reflexionar sobre el real y auténtico sentido de este
tiempo de espera. Sin duda, nos preparamos para hacer la lista de regalos, de comidas, de lugares a
visitar, de familiares a los que invitar (aunque en ocasiones “no podamos verlos”) pero no
reparamos en lo que importa. ¿De qué sirve tomar copiosas comidas si no sabemos qué festejamos?
Entiendo que queramos darle lo mejor a nuestros invitados o agasajar a nuestros seres queridos con
caros regalos pero ¿dónde dejamos nuestro tiempo para Dios?

Dios es quien nos llama estos días. A Dios es a quien tenemos que darle lo mejor que tenemos:
nuestro corazón abierto para que, por obra del Espíritu Santo, nos derrame su gracia santificante. Si
estamos en paz con el Altísimo podremos vivir este tiempo de espera de la forma más provechosa.
Seamos como María, tengamos esperanza y vivámosla de forma activa. Prepara este tiempo de
Adviento intensamente para recoger los frutos que Dios nos tiene guardados.

 FELIZ ESPERANZA.

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